La muerte y los telecuerpos

El elevado número de nacimientos que, a diario, celebramos en este sociosistema no deja lugar a dudas: la blogosfera goza de excelente salud, es decir, los miembros de la comunidad blogosférica se duplican y multiplican con una facilidad enfermiza. Apocalípticos e integrados acuden oportunamente a los bautizos y, tras la ceremonia, dependiendo de las herramientas de análisis y del estado de ánimo, ofrecen sus conclusiones al respetable. La música, entonces, resulta conocida y seductora; la comunicación y la incomunicación interpersonal penden de hilos musicales que elaboran, sin pausa, los músicos profesionales; pero, entre tema y tema, también se suceden los fallecimientos y, en los entierros, en cambio, se observa la presencia de poquísimos músicos. Es cierto que la desaparición de unos pocos blog-adictos no parece, a primera vista, excesivamente noticiable, pero especialistas, músicos profesionales y aficionados olvidan con extrema facilidad que toda reflexión que se precie comienza precisamente con la muerte, y que la muerte de un blog encierra en sí misma esa clase de preguntas que, tarde o temprano, nos vemos obligados a hacer frente. ¿Adónde va un blog cuando le llega la muerte, por ejemplo? ¿Al cementerio de los blogs, al cielo o al infierno de los blogs? Por cierto, ¿dónde diablos se encuentra el cementerio de los blogs? ¿Existe vida en el blog después del blog? ¿El hombre creó el blog a su imagen y semejanza o fue el blog el que, en clara pesadilla, creó al hombre para luego descansar extenuado?
Quizá si los especialistas ampliaran su comprensión de lo que en realidad es un blog, éstas y otras preguntas aparecerían mucho más justificadas. Observar un blog desde la óptica periodística, desde el punto de vista de la democratización de la información y los medios sociales, resulta muy oportuno; pero un blog, me temo, es mucho más y mucho más complejo que el entramado laberíntico de los periodistas. Para comprender mejor qué es un blog debemos relacionarlo con otras prótesis tecnológicas que nos hacen funcionar (que hacen funcionar nuestros cuerpos) como lo que realmente somos, es decir, como auténticos telecuerpos. No, no estoy pensando ahora en el cyborg de Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline, ni en metáforas orgánicas; de ahí la diferenciación aconsejable entre biosistemas y sociosistemas. Estoy pensando más bien en ese cuerpo entendido como red de representaciones del cuerpo al que se refiere Javier Echeverría en su Telépolis, un cuerpo en el que el blog, entendido ahora sí como prótesis tecnológica, sería un elemento más en un complejo sistema de funcionamiento. Para entender qué es un blog hay que partir de esta aclaración que nos hace Echeverría: "El telecuerpo, en efecto, no es un Dasein, no está ahí, y en ello radica la diferencia más significativa. Un telecuerpo está situado aquí y ahí, diseminado, porque su funcionamiento como tal telecuerpo se basa en una pluralidad de representaciones esparcidas por aquí y por allá". A partir de esta consideración, podremos observar con más claridad la clase y el significado de las sensaciones, de los gestos, de las aplicaciones, de los cambios de tamaño (expansiones, maximizaciones, minimizaciones, etcétera) que, a diario, realizamos desde la herramienta denominada "blog". Una herramienta parecida a un sencillo cuaderno de notas, sí, pero idéntica, en ocasiones, a ese abismo pequeño y monstruoso desde donde contemplamos el mundo.
Cuando un blog se muere (y mucho más cuando se trata de un blog amigo), se produce un cortocircuito que altera sin remedio nuestras constantes vitales, nuestro juego de prótesis tecnológicas en el sistema global de las prótesis tecnológicas. Aunque, ¡señores!, tampoco hay que engañarse demasiado: pasados los fastos del entierro, enjuagadas las lágrimas en el brindis alcohólico de los recuerdos, todos corremos felices ante la noticia de nuevos y magníficos nacimientos. La blogosfera, sabemos, goza de excelente salud, y el espectáculo, a pesar de los muertos, debe continuar. Así son las cosas en la blogosfera. Así es la vida y la manera de ser de un telecuerpo.
5 comentarios
Vigo -
Desconocía la existencia de este blog... uno se siente pequeñito ante estos textos.
Hace un año recuerdo que alguien hizo una web donde se podían alojar los blogs que hubiesen muerto, a modo de cementario. No sé que sería de aquello, seguramente la propia web acabó en el cementerios.
Mis saludos.
Jose Angel -
Magda -
Respecto a mi, aqui estaré. Como bien dices no se sabe hasta cuando, de pronto todo cambia, pero por el momento me tendrás aquí leyéndote con el interés y cariño de siempre.
Un abrazo para ti.
Enrique -
Para los residentes en los madriles: aunque se haga de rogar, no he olvidado la cita. Nos veremos (Otis, Cristina, etc.), en cuanto solucione unos pequeños problemas que se me han presentado haré un hueco.
Magda: también lo mejor para ti: algunos amigos cerraron sus páginas, pero al menos me queda la tuya.
Un abrazo a todos. (Me voy corriendo a ver por enésima vez- "Billy Eliot", una de mis pelis preferidas. Ya sabeis: T-Rex, The Clash, The Jam, la huelga de los mineros, la danza, etc., etc.)
Cayetano -
Estoy en una fase de simplificación así que he tenido que ir matando eso que llaman blog. Aunque, en mi opinión, se está dando demasiada importancia a la tecnología o si se prefiere a un conjunto de protocolos que definen una herramienta.
No se si tendré tiempo (y lo más importante algo que decir y que sea útil) de momento estoy liado en proyectos colaborativos (en mi tiempo libre) que considero más útiles a la comunidad.
Actualmente tengo muchas menos ganas de hablar y discutir que hace unos años y un blog implica \\\"intercambio de opiniones\\\" que no acaban necesariamente en acciones ...
Un blog (u otros protocolos como listas de correo, newsgroups, etc.) es un espacio de relación virtual e intercambio de conocimientos. Existen otros ámbitos y tecnologías (¿islas inexploradas?) que tambien pueden ser muy útiles (incluso profesionalmente).
Este año inicio cambios importantes y ya veremos en que acaba (o termina) mi presencia pública en la red, con todo es hora de dejar paso a los nuevos expertos y licenciados en tecnologías de la información. Lo que ayer era nuevo se convierte en un clásico (a la velocidad de la luz) ... etc.
Un abrazo